La leyenda explica que en Montblanc vivía un dragón terrible que causaba estragos entre la población y el ganado. Para apaciguarle, se sacrificaba al monstruo una persona escogida por sorteo. Un día la suerte señaló a la hija del rey, que habría muerto de no ser por la aparición de un bello caballero con armadura que se enfrentó al dragón y lo mató. La tradición añade que de la sangre derramada nació un rosal de flores rojas.
Foto: Detalle de diorama en Clickània 08 de Lordrac y Godhay
Texto: Adaptación, original de Gencat
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